Supongo que si escribo esto, es porque aún queda algo por decir...
Y es que no es ni para hablar del amor que sentí alguna vez ni para vomitar rencor. Sólo escribo esto después de haber vivido tanto; de haber pasado tantas cosas; después de meses de ausencias; de años compartidos; de cambios, metamorfosis, letras, fotografías y tantas disonancias que no me dejaron dormir y fueron llenando esa olla de recuerdos y a la vez, configurándome como persona.
Hasta ahora, sólo queda una cosa por decir. Como dije anteriormente, no es para decir que te amo, ni que te odio, porque, sinceramente, ya ninguno de estos sentimientos existen. Sólo quiero enmarcar estas palabras, como si fueran el peor cuadro que he hecho en mi vida para agradecerte por todo lo que alguna vez hiciste en mi vida... suena irónico, lo sé, pero como siempre dije: todo lo que empieza mal, sólo puede terminar mejor.
Y es así. En este momento, sólo queda agradecerte por todas las veces que pudiste haber hecho algo y no lo hiciste; por todas aquellas instancias en que esperé un cambio y no obtuve... y ciegamente seguí creyendo, gracias por demostrarme que hasta las mejores personas mienten, que eras un león bajo el disfraz de oveja. Gracias por las heridas y todo aquello que hiciste, porque hoy, ya no tengo la venda sobre los ojos. Aprendí a ser más amable, más sensible y sobretodo, aprendí a sorprenderme de los hechos, no de las palabras cargadas de retórica, que a la larga, no hacen más que perderse entre los papeles del recuerdo.
Y luego de tantas caídas, miro hacia atrás y... ¡Que tonto fui! Me negué durante tantos años... convertí lo que pudo ser una de las mejores experiencias de mi vida en algo masoquista y trágico, lleno de vórtices y desenlaces amargos. Dejé que la gente que convivía a mi alrededor me desvalorizara y tampoco le di el valor que merecía a la gente que realmente valió la pena. Viví tres años bajo el embrujo de tus agrias promesas sin desenlace, bajo la marca de no haber sido "linaje escogido", y entre los recovecos de una visión que no me contemplaba. Durante tres años, fui un ser irreconocible, el cual me pesa hasta el día de hoy.
Hoy en día, el mecanismo sigue girando. La rueda no se detiene, pero yo ya no tiro de sus engranajes. Hoy en día, la vida se me llenó de otros matices: encontré óleos y colores nuevos con los cuales pintar mi vida. Hoy en día siento todo aquello que sé, quisiste dar alguna vez, pero que tu entorno me (nos) negó. Hoy en día, yo no estoy dando los pasos que tú y tu gente esperan; camino a mi ritmo y no espero mecanismos predeterminados de tramas y desenlaces. Hoy amo a quienes me aman, y espero a quienes me esperan. Entendí que la vida es algo tan efímero que la duda no tiene lugar... y no guardo rencor. No te llevo como un recuerdo, sino como una cicatriz, como una cicatriz invalidante que me recuerda cada día las lecciones que debí aprender y no quise. Sin embargo... no te culpo por aquel crimen, es más, te agradezco, porque me vestí de aquella marca como si fuese una armadura, y así la convertí en una fortaleza permeable, donde sólo se filtra lo que yo deseo.
Y así, aprendí a amar más a quienes tengo a mi lado. Ahora puedo querer a quien toma mi mano, porque como dice Drexler "No hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma." Y así mismo, me voy dando cuenta de a poco que todo el amor que entregué alguna vez, hoy vuelve bajo el rostro de otra(s) persona(s), me renueva y me hace sentir que cada día que luché valió la pena.-
...Es inevitable escribir pensando que me
leerás, aunque sé que no será así...
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Tranquilo, te leo!