jueves, 8 de marzo de 2012

Ningún Copo de Nieve Cae en el Lugar Equivocado


En la India, a los niños desde pequeños se les enseñan cuatro leyes que deben guiar sus vidas, éstas son las "Cuatro leyes de la Espiritualidad": frases simples que pueden o no pueden calar en los corazones de los pequeños y ayudarles en sus decisiones. Es obvio que los occidentales no tenemos esta visión de mundo, pero no está demás echarles un vistazo.

La primera ley dice: La persona que llega es la persona correcta: Nadie llega a nuestras vidas por casualidad. Todas las personas que interactúan con nosotros, llegan con un sólo propósito: el de hacernos crecer y dejarnos enseñanzas que a futuro nos ayudarán.

La segunda ley dice: Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido: Absolutamente nada de lo que ocurre en nuestras vidas (ni el detalle más insignificante) pudo haber sido de una forma diferente. No existe el "Si hubiera hecho esto, todo sería distinto." No. Lo que pasó, fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que ser de tal manera para que aprendiésemos la lección y sigamos adelante. Todas las cosas que nos ocurren en la vida, son situaciones perfectas, aunque nuestro ego quiera pensar lo contrario, o se niegue a aceptarlo.

La tercera ley dice: En cualquier momento que comience es el momento correcto: Todas las cosas que ocurren en nuestras vidas, comienzan en el momento perfecto en que deben pasar. Y ese momento perfecto es únicamente cuando estemos preparados para recibirlo.

Y la cuarta y última ley: Cuando algo termina, termina: Simple, ¿cierto? Pues sí. Cuando algo termina en nuestras vidas, no debemos volver a traerlo, ya que cuando algo se acaba es porque cumplió con su ciclo y nos dio la lección que debió darnos. Sólo nos queda seguir avanzando con aquella experiencia atesorada en el corazón. Tomarlo como una lección para no volver a tropezar con el mismo error y así aumentar el número de herramientas para enfrentar la vida.

Si esto llegó a tus ojos, así como una vez llegó a los míos, es porque es tiempo de comprender que nada en la vida ocurre sin un sentido. Ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado.-